Uno de los miedos más comunes que escucho cuando alguien quiere empezar terapia online es: “¿Y esto cuánto va a durar?” No es raro que quien está por dar el primer paso se sienta ansioso por no saber cuánto se va a comprometer. ¿Un mes? ¿Seis? ¿Años?
La respuesta, aunque quizás no sea la que muchos quieren oír, es: depende.
La terapia no es como una serie de Netflix de diez episodios que sabés cuánto duran y cuándo terminan. Es más como un viaje: sabés desde dónde partís, pero no siempre hacia dónde te va a llevar. A veces dura poco y es poderosa. Otras veces, se vuelve parte de tu vida por más tiempo.
Duración Estándar de una Sesión de Terapia Individual
Para empezar con algo concreto: una sesión de terapia individual online suele durar entre 45 y 60 minutos. Este rango es casi un estándar internacional, adoptado por muchos profesionales, centros y plataformas de terapia en línea.
Esta duración está pensada para que haya tiempo suficiente para conversar, explorar emociones, detectar patrones y, sobre todo, no irse con la sensación de haber dejado algo colgado.
Algunas plataformas ofrecen opciones más breves, como sesiones de 30 minutos, ideales para seguimientos rápidos o personas con tiempos muy acotados. Pero para procesos terapéuticos más profundos o en etapa inicial, lo ideal suele estar en torno a los 50-60 minutos.
¿Por Qué Varía el Tiempo Total que Estás en Terapia?
La duración de una terapia en semanas o meses no se define en la primera cita. Se construye.
Y varía por múltiples razones:
- Motivo de consulta: Hay quienes llegan por un tema puntual y concreto (una crisis reciente, una decisión difícil, un duelo reciente). En esos casos, con 4 o 5 sesiones online, muchos ya se sienten mucho mejor. Lo he visto pasar más de una vez.
- Profundidad del problema: Otras personas llegan con temas que vienen arrastrando desde hace años. Vínculos complicados, inseguridades arraigadas, traumas de infancia. Esos procesos llevan más tiempo. A veces meses. A veces más.
- Objetivos personales: Algunas personas buscan “resolver algo”; otras buscan autoconocerse, crecer, vivir con más calma. Lo segundo no tiene un plazo fijo.
- Frecuencia de las sesiones: Hay terapias semanales, quincenales, o incluso mensuales. La frecuencia impacta directamente en la duración total del proceso.
En definitiva, el tiempo en terapia no se mide solo en semanas, sino en qué tan dispuesto estás a abrir, mirar y trabajar lo que pasa adentro tuyo.
Terapia Online: La Modalidad que Permite Constancia
Lo más poderoso de la terapia online no siempre es lo tecnológico, sino lo práctico. Tener sesiones desde tu casa, en tu idioma, sin perder tiempo viajando, te permite sostener el proceso con más constancia. Y eso, en sí mismo, ya es una ventaja enorme.
Yo he visto cómo el hecho de no tener que pedir permiso en el trabajo o buscar a alguien que cuide a los chicos facilita que las personas mantengan el compromiso terapéutico a largo plazo. Y eso, créeme, hace la diferencia.
No es raro que quienes pensaban hacer “unas pocas sesiones” terminen quedándose más tiempo, porque descubren un espacio donde pueden ser ellas mismas, sin caretas ni presiones.
¿Cuántas Sesiones Suelen Ser Necesarias?
En el ámbito clínico se habla de algunos promedios orientativos. Por ejemplo:
- La Asociación Americana de Psicología (APA) señala que muchas personas experimentan mejorías claras entre las sesiones 8 y 20.
- En terapias breves estructuradas, se trabaja con marcos de 6 a 12 sesiones.
- En enfoques más abiertos (como el humanista o el psicodinámico), no hay una duración predeterminada: se avanza según los procesos internos del consultante.
Pero lo más importante no es el número de sesiones. Es esto que suelo decir mucho:
“No es cuestión de ‘cuánto dura’, sino de cómo se vive ese tiempo.”
Hay procesos súper profundos que suceden en pocas sesiones. Y hay personas que necesitan más tiempo para ir pelando capas, como si fueran cebollas. Y eso está bien. Cada ritmo es válido.
Fases de una Terapia Online: Del Inicio al Cierre
Aunque no lo parezca, una terapia tiene estructura, incluso si es flexible. Estas son las fases típicas de un proceso terapéutico:
1. Inicio (Sesiones 1 a 3)
Se establece el vínculo, se explora el motivo de consulta, se acuerdan objetivos, se explican límites y se crea confianza.
Aquí es donde mucha gente pregunta: “¿Cuánto tiempo va a llevar esto?” Y es totalmente válido. Es un momento de orientación.
2. Fase de exploración
Aquí se profundiza. Se revuelven cosas, se descubren patrones. Puede haber momentos incómodos, de resistencia o de insight. Aquí es donde muchas personas sienten que la terapia “se pone buena” (aunque a veces duela).
3. Transformación
No pasa de golpe. Pero de a poco, algo cambia. Respuestas distintas, más calma, más seguridad. En esta fase, el cambio empieza a notarse en la vida cotidiana.
4. Cierre
No siempre se da de forma abrupta. A veces se afloja la frecuencia. Otras veces, la persona siente que ya no necesita venir todas las semanas. Y cuando eso se da de forma natural, es precioso.
Como suelo decir:
“Cuando la terapia está bien hecha y sentís conexión con quien te escucha, el tiempo deja de ser lo importante. Te vas dando cuenta solo cuándo aflojar, cuándo seguir, y cuándo quizás ya no necesitás venir cada semana.”
Ejemplos Reales y Matices: Cada Persona es un Mundo
He acompañado personas que vinieron una sola vez para hablar de una decisión puntual. Se fueron más livianas. Otros vinieron durante tres meses, todas las semanas, y cortaron porque sintieron que era suficiente.
Y también he tenido casos que siguen hace más de un año. Porque el espacio les sirve. Porque es el único lugar donde pueden poner palabras a lo que les pasa sin miedo a ser juzgados.
Por eso siempre repito esto, y lo escribo acá también para vos:
“Lo importante es que empieces. Lo demás se acomoda solo en el camino.”
¿Cuándo es Momento de Aflojar y Cerrar el Proceso?
No hay una regla única, pero sí hay señales. Algunas personas sienten que ya no traen “tema” a las sesiones. Otras dicen que se sienten más livianas, más claras. A veces ya no necesitan la misma frecuencia, o quieren poner una pausa.
Cualquier terapeuta ético va a estar atento a esto. Porque el objetivo no es que estés en terapia toda la vida, sino que puedas vivir con más herramientas, autonomía y bienestar.
Y si sentís que estás listo para parar o espaciar, conversalo. La terapia es un contrato vivo.
Consejos Clave para Quien Está por Empezar
Si estás leyendo esto y pensás en empezar, acá te van algunos consejos que he aprendido en estos años:
- No te obsesiones con la duración. Empezá. Después ves.
- Buscá conexión, no perfección. Que tu terapeuta sea alguien con quien te sientas escuchado de verdad.
- Sé honesto/a desde el minuto uno. No hay respuestas correctas. Hay lo que vos sentís.
- Permitite cambiar. Si algo no fluye, podés cambiar de enfoque o profesional.
- La terapia no es para siempre. Es para cuando la necesitás. Podés ir, volver, retomar.
Conclusión: El Viaje Vale Más que el Tiempo
La pregunta “¿cuánto tiempo dura una terapia individual online?” tiene muchas respuestas. Pero quizás la más honesta es: la que necesites.
Porque esto no se trata de metas ni plazos. Se trata de tu vida. De sentirte mejor. De acompañarte en momentos difíciles. De descubrir cosas tuyas que no sabías.
Y eso no siempre tiene un reloj claro.
Lo que sí puedo decirte es esto: cuando el espacio está bien cuidado, el tiempo se vuelve tu aliado, no tu enemigo. Y, a veces, una sola sesión puede cambiar algo profundo.
Así que si estás pensando en arrancar, no te frenes por el “cuánto”.